Esperábamos una carrera bajo la lluvia y mucha emoción en Suzuka, pero obtuvimos una victoria de clase perfectamente controlada por Max Verstappen, que no se vio perturbada por nada, ni siquiera por la prometida precipitación.
Porque no llegó, al igual que las brillantes batallas y los fuegos artificiales. No recordaremos el Gran Premio de Japón como la carrera del año, que tuvo dos momentos clave: uno fue la salida, que Verstappen ejecutó con fluidez por delante de Lando Norris y Oscar Piastri, sin que los McLaren tuvieran posibilidad de cambiar de posición. Esto tampoco funcionó en la pista en cuanto a fuerza y ritmo, así que Norris y su equipo quisieron lograrlo mediante tácticas, que casi lo lograron. Verstappen y Norris terminaron prácticamente a la vez y salieron de boxes, y solo gracias a la agresividad del holandés no hubo intercambio de posiciones.
Así, el orden en cabeza era Verstappen, Norris y Piastri, mientras que detrás de ellos, Charles Leclerc circulaba en vacío. Tras ellos, dos Mercedes se encontraban aún más atrás: George Russell y Kimi Antonelli; este último sin duda merece elogios por su equilibrada y excelente actuación como debutante en un equipo de élite. El único aspecto positivo de la carrera, junto con la impecable actuación de Verstappen, fue la batalla entre los dos McLaren y el rendimiento de los debutantes. Porque no solo Antonelli brilló, sino que Isaac Hadjar también aspiraba a puntos importantes, y Oliver Bearman volvió a aparecer entre los que puntuaron. Sin embargo, la situación en cabeza no cambió, así que al final, Max Verstappen logró una victoria increíblemente fluida, digna de su nombre, por delante de Lando Norris y Oscar Piastri en el Gran Premio de Japón.
Foto: Independent / GP de Japón